Entre los viajes pendiente que siempre tenemos estaba el de hacer (en la medida de lo posible) la unión de la “latitud 28” y aprovechar también para hacer alguna XX que se presentara en el camino…
Así fue que se organizo el viaje… (para lo cual estamos siempre listos) y como sabíamos que tendríamos bastante para andar decidimos agregarle un par de días al fin de semana largo del 9 de julio.
En este viaje seriamos de la partida
Tobhias en su Patrol corta bautizada como “la trochita”
Pampa y Pablo en la Vitara “Pampa 02”
Flopy y Tonga en “la Rangerita”
Berni y yo en la Toyo “Micky Mousse”
El viernes 6 de julio tempranito estábamos partiendo hacia Fiambalá. Donde después de descansar salimos el sábado bien temprano hacia nuestro primer objetivo: llegar hasta el lugar de la confluencia 28-68 por una XX nunca relevada.
En medio de unos maravillosos paisajes cordilleranos fuimos avanzando por lechos de arroyos y ríos con todo tipo de dificultad.




En algunos casos Flopy tuvo que montarse a su bici para adelantarse en el trayecto y ver las distintas posibilidades de seguir avanzando con las chatas.


Lentamente fuimos haciendo el camino… hasta que completamos el trayecto de la XX que teníamos previsto y asi pudimos arrimarnos con las chatas a tan solo 450 metros de la confluencia que estábamos buscando.
Lamentablemente después de numerosos intentos de arrimarnos caminando y trepando la montaña en todos los casos nos encontrábamos con una pared infranqueable para nosotros, mas aun seguíamos tratando y asi nos tomamos casi dos días para poder acercarnos por diversos senderos al lugar. Pero el resultado era siempre el mismo… una pared nos impedia seguir… La 28-68 se nos negó esta vez, pero sabemos muy bien que iremos por la revancha (la próxima lo llevamos al Tape para que se trepe…. No se va a salir con la suya esta confluencia…)


Durante la noche, no falto el fogón, al cual no solo lo usamos para cocinar, sino también para poder minimizar los diez grados bajo cero que hacia… por suerte teníamos suficiente “agua mineral” que nos ayudaba a mantener el espíritu bien caliente…

Camino de regreso a Fiambala aprovechamos para recorrer otra XX… la cual no nos llevo tanto tiempo como la que habíamos recorrido el dia anterior. Desde Fiambala fuimos directamente hasta Tinogasta donde encontramos una buena hosteria (baratísima para algunos…) donde aprovechamos para darnos un buen baño y descasar para reponer energías y asi poder seguir adelante con el próximo objetivio… (la 28-67)


El camino mas directo era encarar la famosa “cuesta de Zapata” hacia Londres, y desde ahí buscar por lechos de ríos ir acercándonos a la 28-67 que estaba en medio del desierto catamarqueño.

Despues de luchar bastante con la vegetación que por momentos se abria y por momentos se cerraba demasiado fuimos avanzando hacia la confluencia… hasta que llegamos a solo 10 km de la misma, asi que el resto del camino teníamos que hacerlo a “campo traviesa” entre las dunas y espinillos poco amigables de las carrocerías… fue un muy lindo recorrido… muy parecido al de las dunas del Encon pero con menor tamaño de las dunas.


Al atardecer ya habíamos puesto las chatas sobre el mismísimo punto mágico… (hay que estar de remate no…?).

Le clavamos como dios manda los ceros, y nos destapamos un par de champucitos para festejar el logro conseguido…
Como la tarde estaba cayendo emprendimos rápidamente el regreso hacia la ruta. Una vez allí Pampa, Pablo y Thobias emprendieron el regreso hacia Buenos Aires… en cambio nosotros seguimos adelante… (el vicio por la caza de confluencias es mas fuerte que las obligaciones…)

Una vez que nos despedimos de ellos fuimos a Belen. Aprovechamos para descanzar, ya que al otro dia teníamos que viajar bastante para llegar a la 28-65 y desde allí seguir viaje hasta Rosario. (la 28-66 es otro punto un tanto complicado al que le vamos a reservar otra travesia).
La verdad que el camino desde Belen hasta Concepcion en la prov. De Tucuman me sorprendio. Tiene unos paisajes increíbles. El camino costea toda la cadena montañosa de Aconquija, que además de su altura y sus cerros nevados esta tapizada por una frondosa vegetación que la convierten en una zona casi selvática.



Una vez dejado atrás semejante regalo de la naturaleza nos dirijimos directamente hacia el oeste de Santiago del Estero donde nos esperaba la 28-65.
Llegando al lugar tuvimos que adentrarnos en los caminos santiagueños cubiertos de polvo, lo que hacían que fueran casi intransitables, ya que los guadales de tierra suelta frenaba las chatas y las enterraba literalmente en la tierra suelta que en algunos casos tenia mas de medio metro…

El camino nos acerco hasta 3.5 km de la confluencia, donde una tranquera nos decía “hasta aca llegan las chatas”. Asi que bajamos las bicis y empezamos a pedalear… a mil metros encontramos un puesto, donde pedimos permiso para seguir adelante, y a pesar de que el puestero nunca entendio que queríamos hacer no tuvo mayor problema en dejarnos seguir adelante y en tan solo un par de minutos mas estábamos clavando los ceros nuevamente… esta vez en la 28-65… fotos, abrazos, brindis y a volver a casa…


Fue otro viaje mas.. como siempre la pasamos de primera, no importa el lugar, no importan los incovenientes, solo importa que nos une una gran pasión por hacer esto que nos gusta… “disfrutar a pleno de la vida”
Y como siempre se dice y no me canso de repetir
“GRACIAS PASION”…